jueves, 17 de julio de 2008

N o c t u r n o



















Han pasado los años con su sonrisa simple. . . .
Sólo tú no te has ido,
en el tiempo varada, como un barco en el río,
entre un lento perfume de algas verdes,
en el pelo, encendidas, las flores de la brisa,
y una oculta dinamia en la quietud canela.

La raíz de tu nombre va aferrada en el viento
que de mi lado huye y en mi torno se queda,
Qué distantes tus voces! Tu mudez, qué inmediata!
y qué metal translúcido el que me trae tu acento!

Hamadríade huraña, emerges de las aguas febriles,
de las palmas derviches que rezan en la alberca.
Presiento que te acercas en la égloga insomne;
y miro cómo bogan tus ojos marineros
con la ternura errante de las luces del puerto!

Con las piedras que cercan tus pasos en la hierba,
la luna ha triturado su candeal esbelto.
tu eco va fluyendo en la vocal del agua
y ondulan en la fronda tus nocturnos cabellos.

Se han roto en mis oídos las cuerdas de tu risa
y mis pulsos arrastran tu angustiado recuerdo!

En la amarga dulzura que en mis labios persiste,
en estos ojos áridos que ha empapado el relente,
siento que va pasando tu silencio de yedra,
pero que has de tornar, fugitiva y concéntrica!


Ángel Raúl Villasana

La Victoria, Estado Aragua


Tomado de: Villasana, Ángel Raúl. “Nocturno”, Revista Nacional de Cultura, Septiembre-Octubre, Nº 11-12, 1939, p. 104.

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