sábado, 29 de diciembre de 2007

El Niño de la Noche










Riéndose, burlándose con claridad del día,
Se hundió en la noche el niño que quise ser dos veces.
No quiso más la luz. ¿Para qué? No saldría
Más de aquellos silencios, de aquellas lobregueces.

Quise ser… ¿Para qué?... Quise llegar gozoso
Al centro de la esfera de todo lo que existe.
Quise llevar la risa como lo más hermoso.
He muerto sonriendo serenamente triste.

Niño dos veces niño: tres veces venidero.
Vuelve a rodar por ese opaco mundo del vientre.
Atrás, amor. Atrás, niño, porque no quiero
Salir donde la luz su gran tristeza encuentre.

Regreso al tigre plástico que alentó mi inconsciencia.
Vuelvo a rodar, consciente del sueño que me cubre.
En una sensitiva sombra de transparencia,
en un espacio íntimo rodar de octubre a Octubre.

Vientre: carne central de todo cuanto existe.
Bóveda eternamente si azul, si roja, oscura.
Noche final, en cuya profundidad se siente
La voz de las raíces, el soplo de la altura.

Bajo tu piel avanzo, y es sangre la distancia.
Mi cuerpo en una densa constelación gravita.
El universo agrupa su errante resonancia
Allí, donde la historia del hombre ha sido escrita.

Mirar y ver en torno la soledad, el monte,
El mar, por la ventana de un corazón entero
Que ayer se acongojaba de no ser horizonte
Abierto a un mundo menos mudable y pasajero.

Acumular la piedra y el niño para nada.
Para vivir sin alas u oscuramente un día.
Pirámide de sol temible y limitada
Sin fuego ni frescura. No. Vuelve, vida mía.

Mas algo me ha empujado desesperadamente.
Caigo en la madrugada del tiempo, del pasado.
Me arrojan de la noche ante la luz hiriente.
Vuelvo a llorar desnudo, pequeño, regresado.

Miguel Hernández

viernes, 28 de diciembre de 2007

Frases de Albert Einstein
















Triste época la nuestra. Es más fácil desintegrar un átomo que superar un prejuicio.


Sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana, y de lo primero no estoy seguro.


Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.


La ley de la gravedad no es responsable de que la gente se enamore.


Si mi teoría de la relatividad es exacta, los alemanes dirán que soy alemán y los franceses que soy ciudadano del mundo. Pero si no, los franceses dirán que soy alemán, y los alemanes que soy judío.


No sé cómo será la tercera guerra mundial, sólo sé que la cuarta será con piedras y lanzas.


Cada día sabemos más y entendemos menos.


No pienso nunca en el futuro porque llega muy pronto.


No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela.


La belleza no mira, sólo es mirada.


Mientras siga existiendo el hombre, seguiran existiendo las guerras.


Si hay algo en mi que pueda considerarse religioso es mi admiracion por la etructura del universo hasta donde nuestra ciencia pueda revelarla.


Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez y la elegancia déjasela al sastre.


La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.


La vida es como la bicicleta, hay que pedalear hacia adelante para no perder el equilibrio

El Maestro














Cómo sería si los que estamos contaminados por la rabia y la ira pudiésemos ver la vida con visión de comiquita? Muchos niños afortunadamente todavía pueden ver la vida de esta rica forma, estos que remiendan la vida con hilos de dulce caramelo. ¿Cómo serían las cosas? Seguramente diferente, pero muchos de ellos están siendo explotados y mecanizados, y acaban perdiendo lo único que se pierde cuando se crece: y es la imaginación con la que se construye un mundo sabroso, rico y amalgamado de sueños. Girando sobre la madre tierra andamos, pero muchos no nos damos ni cuenta de ello, y otros no nos queremos dar cuenta, y a otros ni nos importa; ahora, algunos de nosotros somos los que vamos a enseñar a vivir a quienes nos van a sustituir en la piel de la pacha mama, y los enseñamos mal, apenas les mostramos el mundo. Lo que hacemos es programarlos para que sirvan y no vivan, ¡qué dura tarea tiene el que verdaderamente puede llamarse maestro!, su arduo compromiso es el de continuar una constante lucha en contra de los mutiladores de sueños, aquellos autómatas que se hacen llamar "profesores"¿Vamos a seguir reproduciendo un modelo absurdo, abstracto y enajenado?, por lo menos sé que hay algunos que no van a seguir el modelo de la educación enferma de la muerte, muerte castradora del potencial de una nueva mente indagadora y creativa, mente que está libre de prejuicios, prejuicios implantados por todo los medios posibles, entre ellos el peor de todos la "Televisión". No permitamos la continuidad de la deformación de un pueblo que debe permitirse a sí mismo abrir espacios para recorrer sus caminos llenos de horizontes que le ofrezcan un sentido a su existencia. Por mucho que se intente apagar estos indicios de vida, no lo podrán hacer, siempre habrá uno que dé el gran paso, considerado subversivo por quienes quieren que todos sigamos muertos, y ese único personaje siempre querrá sembrar la semilla de la vida. Personaje que indudablemente cumple con la tarea más sublime e importante del planeta. Ese personaje quiero ser ¡Yo! El maestro.



Una visión ideal


Indiscutiblemente la forma de enseñanza que conocemos obedece a un método ciertamente conductista y fragmentario, digo fragmentario porque estamos habituados a impartir conocimientos muy específicos e inconexos. Esto lo podemos observar en el diseño del currículo básico nacional, que a pesar de intentar integrar las áreas entre sí, obedece a un formato desarticulado y desligado, en su conjunto. Los profesores de aula siguen meticulosamente los lineamientos del currículo como si fuese una Biblia o una receta de cocina que dijera "Cómo hacer a un ser humano en 6 años de lecciones, en contenidos y objetivos".

Caemos muchas veces, sin la mínima noción de darnos cuenta, en la repetición y reproducción de ese modelo y terminamos ajustándonos para no ser castigados ni catalogados como espéculos del sistema. La visión del maestro es muy limitada, no se preocupa por el enriquecimiento de sus conocimientos, sólo se preocupa por cumplir con la tarea de formar sujetos almacenadores de información, tal cual computadora. La visión que debería tener un maestro es una visión que responda a las necesidades del alumno, una visión holística de los fenómenos, que se preocupe por el enriquecimiento de su saber, más allá de lo que el medio le ofrece, una visión que brinde múltiples respuestas a sus educandos, que siempre ponga en duda lo que sabe y que no asegure que su verdad es la única verdad, el maestro debe ser crítico en su propia tarea y ser un sujeto que no use sólo la razón instrumental, sino que cultive una razón práctica; y sea más humano ante la avalancha destructiva y alienadora del sistema.


Introducir información es sencillo y ya "instructores" para ello existen muchos, pero enseñar a vivir y a educar construyendo la verdad sólo el maestro es quien puede hacerlo.


Este es el maestro que necesitamos para darle vuelta al tablero y formar individuos capaces de interconectar lo aprehendido con la vida diaria y que sea capaz de desarrollar una sensibilidad ante el mundo y todo lo que lo comprende, y así poder dar nacimiento a un ser humano que forje una nueva vida.

Carlos García

jueves, 27 de diciembre de 2007

El Sur También Existe









Mario Benedetti



Con su ritual de acero
sus grandes chimeneas
sus sabios clandestinos
su canto de sirenas
sus cielos de neón
sus ventanas navideñas
su culto a dios padre
y de las charreteras
con sus llaves del reino
el norte es el que ordena
pero aquí abajo abajo
el hambre disponible
recorre el fruto amargo
de lo que otros deciden
mientras que el tiempo pasa
y pasan los desfiles
y se hacen otras cosas
que el norte no prohíbe
con su esperanza dura
el sur también existe

con sus predicadores
sus gases que envenenan
su escuela de chicago
sus dueños de la tierra
con sus trapos de lujo
y su pobre osamenta
sus defensas gastadas
sus gastos de defensa
son su gesta invasora
el norte es el que ordena

pero aquí abajo abajo
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve
con su fe veterana
el sur también existe

con su corno francés
y su academia sueca
su salsa americana
y sus llaves inglesas
con todos sus misiles
y sus enciclopedias
su guerra de galaxias
y su saña opulenta
con todos sus laureles
el norte es el que ordena

pero aquí abajo abajo
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el sur también existe.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Tu cabello es una bandada de chupaflores




Tu cabello es una bandada de chupaflores,tu cara es un espejo mágico,tu sonrisa es un gol olímpico,tu mirada es un 5 en álgebra,tus manos son un par de mariposas,y tus pies dos caballitos blancos. Serías perfecta si tu corazón no fuera de piedra.


Jairo Aníbal Niño

Manual para ser Niño






Gabriel García Márquez

Aspiro a que estas reflexiones sean un manual para que los niños se atrevan a defenderse de los adultos en el aprendizaje de las artes y las letras. No tienen una base científica sino emocional o sentimental, si se quiere, y se fundan en una premisa improbable: si a un niño se le pone frente a una serie de juguetes diversos, terminará por quedarse con uno que le guste más. Creo que esa preferencia no es casual, sino que revela en el niño una vocación y una aptitud que tal vez pasarían inadvertidas para sus padres despistados y sus fatigados maestros.
Creo que ambas le vienen de nacimiento, y sería importante identificarlas a tiempo y tomarlas en cuenta para ayudarlo a elegir su profesión. Más aun: creo que algunos niños a una cierta edad, y en ciertas condiciones, tienen facultades congénitas que les permiten ver más alla de la realidad admitida por los adultos. Podrían ser residuos de algún poder adivinatorio que el género humano agotó en etapas anteriores, o manifestaciones extraordinarias de la intuición casi clarividente de los artistas durante la soledad del crecimiento, y que desaparecen, como la glándula del timo, cuando ya no son necesarias.

Creo que se nace escritor, pintor o músico. Se nace con la vocación y en muchos casos con las condiciones físicas para la danza y el teatro, y con un talento propicio para el periodismo escrito, entendido como un género literario, y para el cine, entendido como una síntesis de la ficción y la plástica. En ese sentido soy un platónico: aprender es recordar. Esto quiere decir que cuando un niño llega a la escuela primaria puede ir ya predispuesto por la naturaleza para alguno de esos oficios, aunque todavía no lo sepa. Y tal vez no lo sepa nunca, pero su destino puede ser mejor si alguien lo ayuda a descubrirlo. No para forzarlo en ningún sentido, sino para crearle condiciones favorables y alentarlo a gozar sin temores de su juguete preferido. Creo, con una seriedad absoluta, que hacer siempre lo que a uno le gusta, y sólo eso, es la formula magistral para una vida larga y feliz.

Para sustentar esa alegre suposición no tengo más fundamento que la experiencia difícil y empecinada de haber aprendido el oficio de escritor contra un medio adverso, y no sólo al margen de la educación formal sino contra ella, pero a partir de dos condiciones sin alternativas: una aptitud bien definida y una vocación arrasadora. Nada me complacería más si esa aventura solitaria pudiera tener alguna utilidad no sólo para el aprendizaje de este oficio de las letras, sino para el de todos los oficios de las artes.


La vocación sin don y el don sin vocación

Georges Bernanos, escritor católico francés, dijo: "Toda vocación es un llamado". El Diccionario de Autoridades, que fue el primero de la Real Academia en 1726, la definió como "la inspiración con que Dios llama a algún estado de perfección". Era, desde luego, una generalización a partir de las vocaciones religiosas. La aptitud, según el mismo diccionario, es "la habilidad y facilidad y modo para hacer alguna cosa". Dos siglos y medio después, el Diccionario de la Real Academia conserva estas definiciones con retoques mínimos. Lo que no dice es que una vocación inequívoca y asumida a fondo llega a ser insaciable y eterna, y resistente a toda fuerza contraria: la única disposición del espíritu capaz de derrotar al amor.

Las aptitudes vienen a menudo acompañadas de sus atributos físicos. Si se les canta la misma nota musical a varios niños, unos la repetirán exacta, otros no. Los maestros de música dicen que los primeros tienen lo que se llama el oído primario, importante para ser músicos. Antonio Sarasate, a los cuatro años, dio con su violín de juguete una nota que su padre, gran virtuoso, no lograba dar con el suyo. Siempre existirá el riesgo, sin embargo, de que los adultos destruyan tales virtudes porque no les parecen primordiales, y terminen por encasillar a sus hijos en la realidad amurallada en que los padres los encasillaron a ellos. El rigor de muchos padres con los hijos artistas suele ser el mismo con que tratan a los hijos homosexuales.

Las aptitudes y las vocaciones no siempre vienen juntas. De ahí el desastre de cantantes de voces sublimes que no llegan a ninguna parte por falta de juicio, o de pintores que sacrifican toda una vida a una profesión errada, o de escritores prolíficos que no tienen nada que decir. Sólo cuando las dos se juntan hay posibilidades de que algo suceda, pero no por arte de magia: todavía falta la disciplina, el estudio, la técnica y un poder de superación para toda la vida.

Para los narradores hay una prueba que no falla. Si se le pide a un grupo de personas de cualquier edad que cuenten una película, los resultados serán reveladores. Unos darán sus impresiones emocionales, políticas o filosóficas, pero no sabrán contar la historia completa y en orden. Otros contaran el argumento, tan detallado como recuerden, con la seguridad de que será suficiente para transmitir la emoción del original. Los primeros podrán tener un porvenir brillante en cualquier materia, divina o humana, pero no serán narradores. A los segundos les falta todavía mucho para serlo -base cultural, técnica, estilo propio, rigor mental- pero pueden llegar a serlo. Es decir: hay quienes saben contar un cuento desde que empiezan a hablar, y hay quienes no sabrán nunca. En los niños es una prueba que merece tomarse en serio.


Las ventajas de no obedecer a los padres

La encuesta adelantada para estas reflexiones ha demostrado que en Colombia no existen sistemas establecidos de captación precoz de aptitudes y vocaciones tempranas, como punto de partida para una carrera artística desde la cuna hasta la tumba. Los padres no están preparados para la grave responsabilidad de identificarlas a tiempo, y en cambio sí lo están para contrariarlas. Los menos drásticos les proponen a los hijos estudiar una carrera segura, y conservar el arte para entretenerse en las horas libres. Por fortuna para la humanidad, los niños les hacen poco caso a los padres en materia grave, y menos en lo que tiene que ver con el futuro.

Por eso los que tienen vocaciones escondidas asumen actitudes engañosas para salirse con la suya. Hay los que no rinden en la escuela porque no les gusta lo que estudian, y sin embargo podrían descollar en lo que les gusta si alguien los ayudara. Pero también puede darse que obtengan buenas calificaciones, no porque les guste la escuela, sino para que sus padres y sus maestros no los obliguen a abandonar el juguete favorito que llevan escondido en el corazón. También es cierto el drama de los que tienen que sentarse en el piano durante los recreos, sin aptitudes ni vocación, sólo por imposición de sus padres. Un buen maestro de música, escandalizado con la impiedad del método, dijo que el piano hay que tenerlo en la casa, pero no para que los niños lo estudien a la fuerza, sino para que jueguen con él.

Los padres quisiéramos siempre que nuestros hijos fueran mejores que nosotros, aunque no siempre sabemos cómo. Ni los hijos de familias de artistas están a salvo de esa incertidumbre. En unos casos, porque los padres quieren que sean artistas como ellos, y los niños tienen una vocación distinta. En otros, porque a los padres les fue mal en las artes, y quieren preservar de una suerte igual aun a los hijos cuya vocación indudable son las artes. No es menor el riesgo de los niños de familias ajenas a las artes, cuyos padres quisieran empezar una estirpe que sea lo que ellos no pudieron. En el extremo opuesto no faltan los niños contrariados que aprenden el instrumento a escondidas, y cuando los padres los descubren ya son estrellas de una orquesta de autodidactas.

Maestros y alumnos concuerdan contra los métodos académicos, pero no tienen un criterio común sobre cuál puede ser mejor. La mayoría rechazaron los métodos vigentes, por su carácter rígido y su escasa atención a la creatividad, y prefieren ser empíricos e independientes. Otros consideran que su destino no dependió tanto de lo que aprendieron en la escuela como de la astucia y la tozudez con que burlaron los obstáculos de padres y maestros. En general, la lucha por la supervivencia y la falta de estímulos han forzado a la mayoría a hacerse solos y a la brava.

Los criterios sobre la disciplina son divergentes. Unos no admiten sino la completa libertad, y otros tratan incluso de sacralizar el empirismo absoluto. Quienes hablan de la no disciplina reconocen su utilidad, pero piensan que nace espontánea como fruto de una necesidad interna, y por tanto no hay que forzarla. Otros echan de menos la formación humanística y los fundamentos teóricos de su arte. Otros dicen que sobra la teoría. La mayoría, al cabo de años de esfuerzos, se sublevan contra el desprestigio y las penurias de los artistas en una sociedad que niega el carácter profesional de las artes.

No obstante, las voces más duras de la encuesta fueron contra la escuela, como un espacio donde la pobreza de espíritu corta las alas, y es un escollo para aprender cualquier cosa. Y en especial para las artes. Piensan que ha habido un despilfarro de talentos por la repetición infinita y sin alteraciones de los dogmas académicos, mientras que los mejor dotados sólo pudieron ser grandes y creadores cuando no tuvieron que volver a las aulas. "Se educa de espaldas al arte", han dicho al unísono maestros y alumnos. A éstos les complace sentir que se hicieron solos. Los maestros lo resienten, pero admiten que también ellos lo dirían. Tal vez lo más justo sea decir que todos tienen razón. Pues tanto los maestros como los alumnos, y en última instancia la sociedad entera, son víctimas de un sistema de enseñanza que está muy lejos de la realidad del país.

De modo que antes de pensar en la enseñanza artística, hay que definir lo más pronto posible una política cultural que no hemos tenido nunca. Que obedezca a una concepción moderna de lo que es la cultura, para qué sirve, cuánto cuesta, para quién es, y que se tome en cuenta que la educación artística no es un fin en sí misma, sino un medio para la preservación y fomento de las culturas regionales, cuya circulación natural es de la periferia hacia el centro y de abajo hacia arriba.

No es lo mismo la enseñanza artística que la educación artística. Ésta es una función social, y así como se enseñan las matemáticas o las ciencias, debe enseñarse desde la escuela primaria el aprecio y el goce de las artes y las letras. La enseñanza artística, en cambio, es una carrera especializada para estudiantes con aptitudes y vocaciones específicas, cuyo objetivo es formar artistas y maestros como profesionales del arte.

No hay que esperar a que las vocaciones lleguen: hay que salir a buscarlas. Están en todas partes, más puras cuanto más olvidadas. Son ellas las que sustentan la vida eterna de la música callejera, la pintura primitiva de brocha y sapolín en los palacios municipales, la poesía en carne viva de las cantinas, el torrente incontenible de la cultura popular que es el padre y la madre de todas las artes.


¿Con qué se comen las letras?

Los colombianos, desde siempre, nos hemos visto como un país de letrados. Tal vez a eso se deba que los programas del bachillerato hagan más énfasis en la literatura que en las otras artes. Pero aparte de la memorización cronológica de autores y de obras, a los alumnos no les cultivan el hábito de la lectura, sino que los obligan a leer y a hacer sinopsis escritas de los libros programados. Por todas partes me encuentro con profesionales escaldados por los libros que les obligaron a leer en el colegio con el mismo placer con que se tomaban el aceite de ricino. Para las sinopsis, por desgracia, no tuvieron problemas, porque en los periódicos encontraron anuncios como éste: "Cambio sinopsis de El Quijote por sinopsis de La Odisea". Así es: en Colombia hay un mercado tan próspero y un tráfico tan intenso de resúmenes fotostáticos, que los escritores armamos mejor negocio no escribiendo los libros originales sino escribiendo de una vez las sinopsis para bachilleres. Es este método de enseñanza -y no tanto la televisión y los malos libros-, lo que está acabando con el hábito de la lectura. Estoy de acuerdo en que un buen curso de literatura sólo puede ser una gema para lectores. Pero es imposible que los niños lean una novela, escriban la sinopsis y preparen una exposición reflexiva para el martes siguiente. Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un libro hasta donde pueda y hasta donde le guste -que es la única condición para leer un libro-, pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas de juego y con la angustia de las otras tareas.

Haría falta -como falta todavía para todas las artes- una franja especial en el bachillerato con clases de literatura que sólo pretendan ser guías inteligentes de lectura y reflexión para formar buenos lectores. Porque formar escritores es otro cantar. Nadie enseña a escribir, salvo los buenos libros, leídos con la aptitud y la vocación alertas. La experiencia de trabajo es lo poco que un escritor consagrado puede transmitir a los aprendices si éstos tienen todavía un mínimo de humildad para creer que alguien puede saber más que ellos. Para eso no haría falta una universidad, sino talleres prácticos y participativos, donde escritores artesanos discutan con los alumnos la carpintería del oficio: cómo se les ocurrieron sus argumentos, cómo imaginaron sus personajes, cómo resolvieron sus problemas técnicos de estructura, de estilo, de tono, que es lo único concreto que a veces puede sacarse en limpio del gran misterio de la creación. El mismo sistema de talleres está ya probado para algunos géneros del periodismo, el cine y la televisión, y en particular para reportajes y guiones. Y sin exámenes ni diplomas ni nada. Que la vida decida quién sirve y quién no sirve, como de todos modos ocurre.

Lo que debe plantearse para Colombia, sin embargo, no es sólo un cambio de forma y de fondo en las escuelas de arte, sino que la educación artística se imparta dentro de un sistema autónomo, que dependa de un organismo propio de la cultura y no del Ministerio de la Educación. Que no esté centralizado, sino al contrario, que sea el coordinador del desarrollo cultural desde las distintas regiones del país, pues cada una de ellas tiene su personalidad cultural, su historia, sus tradiciones, su lenguaje, sus expresiones artísticas propias. Que empiece por educarnos a padres y maestros en la apreciación precoz de las inclinaciones de los niños, y los prepare para una escuela que preserve su curiosidad y su creatividad naturales. Todo esto, desde luego, sin muchas ilusiones. De todos modos, por arte de las artes, los que han de ser ya lo son. Aun si no lo sabrán nunca.

Final






Estoy sentada junto a ella, tatareando aquella canción que tanto nos gustaba.
Si, esa canción que hacia que su brillo se intensificara y que mis ideas adquirieran la forma adecuada, algunas veces libélulas de miles de colores y la libertad reflejada en sus alas, otras veces nubes negras cargadas de energía, dispuestas a estallar, para luego dejar un arco iris eterno y un olor a lilas en el aire. Era tan difícil tatarear esa canción sin ella, viéndola sufrir, al debatirse entre la existencia.

Cuando de un momento a otro abrió sus ojos, estiro sus brazos como buscando a alguien, y musitó, -TE DEJO IR-

En ese momento, mi reacción fue la de tocarla, moverla, zarandearla con fuerza y gritar:
-Amiga dime: ¿QUE SUCEDE?, ¡POR FAVOR DESPIERTA!-

No soportaba más esa situación, cada vez perdía más de su esencia; se veía como un recuerdo, una foto olvidada en algún baúl, que por falta de ser contemplada deja entrever los destinos fantasmagóricos de quienes fueron retratados.

Ya no era la misma, (pensé) -tú lo sabes, ya no puedo ser igual- me respondió.

-Nuestro camino se termina, no puedo acompañarte mas, la llama de mi existencia se consume con cada respiro tuyo, y no puedo pedirte que dejes de respirar.

¿Sabes? Creo que he cumplido con mi destino, y creo que es momento de que sepas cual es:
Mi destino no era, el de inspirarte solamente...
Mi destino era... El que dejases de ser egoísta con el mundo, que compartieras una parte de ti con otros, que le restaras importancia a tu constante banalización de lo que piensas y que te liberaras...

Tal vez pienses que es muy pronto para esto; pero ha llegado el tiempo...-

En ese momento levanta su cabeza, me mira con la ternura de alguien que esta tranquilo, que sabe perfectamente cual es el paso a seguir, con la dulzura inmensa del que tiene claro su destino y esta gustoso de cumplirlo.

-Mi ultimo consejo es: debes dejar de poner esperanzas, en ti, en los demás, en el futuro, en el pasado, debes tener valentía de enfrentarte a las cosas, de sentir que vale la pena vivir el momento sin pensar en lo que pueda pasar, no te ates! disfruta de cada detalle por insignificante que parezca, tienes una sola oportunidad de vivir y por estar E-S-P-E-R-A-N-D-O no estas haciendo lo mas importante; disfrutar cada respiro, cada caricia que te regala el viento y todo lo que hace que la vida se hermosa con todo y dolor, días grises y noches sin estrellas.
No es un cambio fácil eso lo se, pero debes hacerlo.

Por favor no te entregues de nuevo a la desesperanza, te demostré que si es posible vivir si ella y se que en este momento nos acompaña... La siento, aún cuando no puedo verla; despídete, déjala ir, deja que retorne a su sitio y descanse como es debido, tal vez en algún instante regrese, pero sé que podrás manejar sus embates-

Allí, envuelta en el halo de tranquilidad que mi musa me daba, con una claridad inmensa, -la que solo ella podía darme- descubrí que era cierto, su misión estaba por terminarse, yo había cambiado poco a poco, pero el cambio ya estaba hecho. En ese preciso momento levante mi vista y vi la primera estrella de la noche, radiante como siempre encantadora como nunca, creo que se alegraba de lo que había presenciado y con un leve parpadeo me anunciaba su compañía.

De un momento a otro, sentí como mi cuerpo se elevaba, como el viento me acariciaba y me hacia sentir tan ligera como una pluma, como un pensamiento de un enamorado, libre de andar por los caminos que las estrellas gustosas me entregaban...

Y fue en ese instante que sucedió; tal como recordaba a mi musa, se coloco a mi lado, tal vez estaba mas hermosa de cómo la recordaba, no lo sé, ya he eternizado ese instante.
Caminamos durante un trayecto y todo fue mejor que antes; las ideas fluían como sangre por mis venas.

En un punto cercano al horizonte me invito a ver hacia atrás, y vi como cada una de las partes de mi vida se colocaban en un mosaico, -como un cuadro hermoso- y me dijo:
-recuerda, para poder crear tan bella obra necesitas todos los colores, no te olvides de ninguno. Pero deja de pintar en blanco y negro-

Al terminar de pronunciar esas palabras, un estallido de color, aromas y acordes, me envolvió y cuando mis sentidos pudieron asimilar todo ello, observe que estaba sola... retornando a casa, con una paz inmensa, un poco más ligera de las cargas auto impuestas, con una sonrisa dibujada en mi rostro.

Y en ese preciso instante con la claridad del amanecer, antes de que suene el despertador abro mis ojos...


Jairo Anibal Niño

El Rol de las instituciones educativas y el grado de Nixon Moreno



Las perspectivas y enfoques del sistema educativo en Venezuela, y su desvinculación del principal rol de la educación, es un tema sujeto a una amplia discusión en diferentes círculos sociales, sobre todo la puesta en la palestra de los problemas y posibles soluciones planteados por la actividad de la enseñanza. Es evidente, desde el plano más trivial al más complejo, que la rama educativa se ha alejado de sus auténticos fines y principios, los cuales implican la formación de aquellos seres o individuos capaces de ser críticos frente a su entorno, para reconstruirlo en base al discernimiento entre las éticas utilitarias y humanistas. Como una consecuencia de las políticas inherentes al modo de producción capitalista, el humano se ha convertido, después de la industrialización, en el principal instrumento mecanizado para generar ganancia en el sistema. Sobre esta noción o paradigma, se levantaron las instituciones educativas que son el vehículo fundamental para la producción de estos sujetos, sujetos formados en universidades convertidas en mecanismos generadores de lucro privado, ya mencionado con mucha preocupación por Nietszche (Las 5 Conferencias sobre el porvenir de nuestras instituciones educativas. Nietszche). Es entonces indiscutible que, ante las realidades mundiales y latinoamericanas, nos sentemos a reflexionar sobre la educación y su finalidad. Es por ello que se hace necesario realizar una serie de preguntas, como la siguiente: ¿Será que las universidades llamadas autónomas cumplen con su verdadera función?. Se evidencia que no es el caso: la verdadera función de las universidades es la de buscar la verdad, la de indagar y crear caminos que develen luz y sentido en la vida, cosas que encontramos muy alejadas de la "casa del saber " que poseemos. Ya estos temas han sido muy discutidos y reflexionados por pensadores como Fuenmayor y Briceño Guerrero, en cuyos textos explican brillantemente la desviación de las universidades y los factores que han generado dicha pérdida de la función universitaria de la construcción del saber.

Como hemos visto hasta ahora, las universidades tienen una cuota de responsabilidad en la situación social que viven los países latinoamericanos, pero no debemos desligar ni obviar el rol que deben tener los maestros de escuela y los profesores de secundaria como actores fundamentales de la construcción de una sociedad comprometida con el crecimiento ético humano que ha disminuido en los grupos sociales gracias a la desvirtuación de la noción del progreso. Sabiendo que todo funciona bajo una visión sistemática incluimos a la escuela primaria, que es uno de los lugares que debemos transformar, pero comenzando definitivamente desde aquel personaje que solemos denotar como "sujeto de saber".

Todas estas reflexiones son necesarias para entender el por qué se plantean los escenarios tal y como vienen presentándose, y el por qué se suscitan situaciones que en primera instancia carecen de sentido.

Creo que estamos en una hora en la cual necesariamente debemos dejar de reproducir un modelo y una estructura social en clara decadencia, pero como todo cambio implica un proceso traumático, las viejas estructuras verticales se resisten a las nuevas formas e interpretaciones del mundo. Es necesario asumir que ha llegado la hora de reclamarnos a nosotros mismos y a las instituciones educativas, sobre todo a las universidades, su papel fundamental en la búsqueda de la verdad, para que la educación deje de ser la "gran mentira" que es actualmente.

Esta tesis de la educación como una GRAN MENTIRA cobra mayor fuerza cuando vemos que en nuestra mayor casa de estudios gradúan a personajes que no son más que figuras de la politiquería viciada y precaria, aquella que continúa haciendo de las suyas en nuestro país. Politiquería que está muy alejada de la política real partiendo desde el punto de vista grioego-aristotélico. Cuando las autoridades de una universidad autónoma anuncian en actos meramente políticos la próxima graduación de un lamentable personaje, como lo es Nixon Moreno, vemos con una profunda indignación como la institución se ha convertido en una trinchera partidista ultraconservadora. La Universidad de los Andes está siendo instrumentalizada como un vehículo para que el señor Lester Rodríguez proyecte su candidatura a la gobernación del estado Mérida. Si como estudiantes, profesores, empleados u obreros de la universidad aceptamos que ocurran este tipo de atropellos en contra de lo académico, no construiremos nada, enterraremos la posibilidad de la menor mejoría para la institución. Que se le esté "regalando" el título de licenciado a Nixon, para usar la deplorable expresión del rector Léster, pone sobre relieve la mediocridad ética y la degeneración del compromiso que tienen los dirigentes estudiantiles y algunos profesores universitarios.

El equipo rectoral de la Universidad de los Andes, con el sólo hecho de anunciar el grado de este "mártir estudiantil" de la derecha fascista, revela su singular mediocridad ética, y demuestra con esto que el hecho de tener los mil y un papeles que los acrediten como Doctores en cualquier rama no asegura el bienestar de la universidad, ni ofrece garantías de calidad académica. Este tipo de autoridad universitaria, que defendiende a capa y espada y rinde tributo a personajes como este, destruye a la institución como referente. El título conferido a este señor, con una trayectoria tan precaria y tan larga carrera en la política estudiantil, establece un ejemplo antiacadémico para el estudiantado, al demostrar que la universidad privilegia el compadrazgo político por encima del mérito académico. Continúan las autoridades aplicando la lógica de las mafias criminales en la administración de la cosa universitaria.

Por otro lado, si partimos de la consigna enajenante que reza "Nixon somos todos", entonces habrá que pedirle a las autoridades que nos gradúen a nosotros también, sin que reunamos los requisitos académicos necesarios para ello, tomando en cuenta que estamos en un país democrático y que parte de los principios de la igualdad. Pero no lo van a hacer, porque el grado de Nixon es un acto político para la oposición que adversa al gobierno, de ninguna forma es un grado académico.

Nosotros no podemos continuar como agentes pasivos de la realidad universitaria, debemos asumir la responsabilidad que tenemos como sujetos dentro de la institución. El sentido del deber ser se encuentra ahora por el suelo en la universidad venezolana. Asumamos dignamente nuestros deberes y derechos como personas que hacemos vida dentro de la universidad.

El grado de Nixon marca la necesidad de efectuar un rotundo cambio en las instituciones que direccionan a la sociedad. Con gerencias como la que poseemos en la ULA sólo consagraremos una casa alcahueta de la violencia, la violencia cobarde que se esconde en la hipocresía mediática, y se ejerce al resguardo de la inviolabilidad del recinto universitario.

Autoridades, no continúen vulnerando su propia dignidad, por lo menos traten de mantener una mínima sombra de ética como personas con la responsabilidad de llevar las riendas de la Universidad de Los Andes.


Carlos García

El barco dentro de la botella





Había una vez un barco que vivía dentro de una botella. Aquel barco era felíz, porque creía que, en aquella botella, estaba encerrado todo el mundo.

Hicieron el barco con maderas duras y olorosas y lo pintaron de colores alegres y brillantes. Con los palos y las velas plegados, como un paraguas, lo metieron en la botella. Tiraron de los hilos y todas las velas se izaron airosas.

El barco se encontró en medio de un paisaje maravilloso. Abajo, las olas encrespadas de un mar de papel. A un lado, toda una hilera de casas.

Escalonadas. Paredes blancas y tejados rojos. Blusas marineras de color azul, comido por el salitre. Redes tendidas a secar a la puerta de las casas, en la acera mínima, en el muelle. Un muelle de piedras iguales, redondeadas por los bordes, con un leve toque de verdín. Y el barco en el centro, protagonista de la escena. El barco tenía razón para pensar que todo el mundo estaba encerrado en aquella botella.

El barco era hermoso y una hermosa escena estaba representada en el interior de la botella. Por eso, el dueño del barco en la botella se encariñó con él. Y terminó por hacerse coleccionista de barcos en botella. Recorrió tiendas y almacenes, mercados y mercadillos. Y compró todos los barcos que pudo encontrar. Y, cuando todos estuvieron colocados en una repisa, nuestro barco se dio cuenta de que no todo el mundo se reducía al interior de su botella. Había otros mundos, muchos, encerrados en otras muchas botellas. Y esto le llenó de preocupación.

Más tarde, descubrió que todo aquel mundo era artificial: olas de papel, casas de corcho, nubes de algodón... Y se lo dijo a los otros barcos. Y todos comprendieron que no sirven para nada los mundos encerrados en botellas.

Por eso, aquel día, los barcos empujaron con la proa, con la popa, con los mástiles afilados, hasta que los cristales de todas las botellas saltaron por los aires. Y todos iniciaron su lento camino por los desagu~ es, por las alcantarillas, por los ríos, hasta llegar al mar. Hasta llegar al puerto que todos los constructores habían copiado en las botellas. Y los barcos se llenaron de alegría; porque todo, allí, era verdad. Las casas eran verdad, y el agua era verdad, y las redes habían pescado peces, y las camisas marineras estaban llenas de salitre: salitre del mar y salitre del trabajo.

Allí sabían que era cada cosa y que era cada uno. Y sabían que todos formaban un solo mundo. Y, a partir de aquel momento, en que sabían que era cada uno y para que servia cada cosa, pudieron comenzar una vida nueva, sincera y libre.


Fernando Alonso